3º Paso | La pregunta impulsora
La pregunta impulsora
Como educadores sabemos muy bien la importancia de las preguntas en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Es propio de la condición humana, interrogar acerca de la realidad y del sí mismo, vale decir, es condición indispensable para conocer. La curiosidad aparece temprana y espontáneamente en los niños, conforme lo estudiaron los psicólogos del desarrollo, y este impulso por comprender el mundo es el precursor de la capacidad para formular preguntas. Desarrollar esta habilidad es un proceso complejo que involucra la interacción entre el desarrollo cognitivo, la experiencia social y el entorno cultural. La conjunción entre las habilidades innatas, los aprendizajes adquiridos y los estímulos externos permiten a los seres humanos construir y expresar interrogantes.
En lo que refiere a los contextos educativos, desafortunadamente, como bien criticó Paulo Freire al referirse a la “educación bancaria” (1970), gran parte de la tradición pedagógica estuvo focalizada en las respuestas más que en las preguntas. Recordemos que, para Freire, dicho enfoque se centraba en transmitir conocimientos preestablecidos, vale decir, las respuestas ya estaban dadas y el estudiante solo debía memorizarlas o reproducirlas, en tanto receptor pasivo. Esta modalidad, superada en la teoría, pero aún presente en algunas prácticas, mostró limitar el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de los estudiantes para generar sus propias preguntas.
Freire no fue el único en criticar esta “pedagogía de las respuestas”. Contemporáneos como Neil Postman (1969), en Estados Unidos, también propusieron abandonar este modelo receptivo hacia alternativas que fomenten la curiosidad, el pensamiento crítico y la capacidad de cuestionar. Postman criticó la memorización de respuestas y el aprendizaje descontextualizado, considerando que tal modalidad prepara a los estudiantes para un mundo que ya no existe.
Si bien provienen de contextos culturales y fundamentos filosóficos diferentes, tanto Freire como Postman coinciden en la idea que enseñar a formular preguntas es una herramienta transformadora. La diferencia entre ambos es que mientras Freire ve la pregunta como un acto político, Postman la considera esencial para enfrentar la complejidad del mundo moderno.
Ahora bien, sería injusto decir que Freire y Postman son los únicos en rescatar el valor de las preguntas en la enseñanza. En efecto, la "pedagogía de la pregunta" es un concepto que ha sido abordado desde diversas perspectivas a lo largo de la historia de la educación, imposibles de describir en este documento. A modo de ejemplo y para quienes deseen profundizar en este tema, citamos algunos otros importantes precursores:
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