Revolución Cognitiva

En la segunda mitad del siglo XX, surgió en psicología la llamada “revolución cognitiva” como  reacción al conductismo duro, destacando el rol de los procesos mentales internos como la memoria y el pensamiento, y el papel activo del aprendiz en el procesamiento de la información (Pozo, 2006). En Estados Unidos este cambio dió lugar al llamado paradigma computacional, aún hoy vigente, que asemeja la mente humana a un computador y que fuera fuertemente criticado por Jerome Bruner (1991). En efecto, las teorías computacionales, se centraron en cómo los individuos codifican, almacenan y recuperan información. Bruner criticó el reduccionismo de esta mirada, destacando la riqueza y complejidad de la cognición humana. Como fiel seguidor de Vigotsky, enfatizó la importancia del contexto cultural y social en el aprendizaje y el pensamiento, algo que la teoría del procesamiento de la información no contemplaba. Asimismo, Bruner sostuvo que el aprendizaje no es solo la manipulación de información, sino un proceso activo en el cual los individuos construyen significados y comprensiones. Por ende, más que enfocarse en la precisión y eficiencia del procesamiento de datos, de lo que se trata es de analizar cómo las personas interpretan y dan sentido a la información y por ende, al mundo. Sus palabras resultan elocuentes:

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